lunes, 28 de octubre de 2013

Max no se parece a ninguna otra persona del mundo. Los niños se burlan de él porque es diferente. Su madre quiere convertirlo en un niño distinto y su padre lo trata como si no fuera como es. Incluso los maestros lo tratan de un modo especial, y no siempre muy bien. Incluida la señorita Gosk. Es la maestra perfecta pero lo trata de un modo especial. Nadie trata a Max como si fuera un niño normal, pero todo el mundo quiere que sea normal, nadie quiere que sea como es. Y, pese a todo, Max se levanta de la cama cada mañana para ir al colegio y al parque, e incluso a la parada del autocar.
-¿Y eso es ser valiente?

-¡Supervaliente!  Para salir de casa cada día y ser tú mismo cuando a nadie le gusta como eres hay que ser supervaliente. Yo nunca podría ser tan valiente como Max. Memorias de un amigo imaginario. Matthew Dicks.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

 
No hay hombre valiente que nunca haya caminado cien kilómetros. Si quieres saber quién eres, camina hasta que no haya nadie que sepa tu nombre. Viajar nos pone en nuestros sitio, nos enseña más que ningún maestro, es amargo como una medicina, cruel como un espejo. Un largo tramo de camino te enseñará más sobre ti mismo que cien años de silenciosa introspección. El temor de un hombre sabio. Patrick Rothfuss.

viernes, 30 de agosto de 2013

A menudo basta con saber que has sido elegida para que te enamores de la persona que te encuentra especial. ¿No será el primer amor la sorpresa de que alguien entre la multitud, te señale justamente a ti? Quizás por eso es tan emocionante. La gramática del amor. Rocío Carmona.

sábado, 17 de agosto de 2013

Vivimos en un mundo sin significado, donde la crisis nos entierra vivos. Cristiano Ronaldo está triste. Los sobres ya no guardan cartas a los Reyes Magos. Ir al cine a ver una película en la que te duermes cuesta 7'60. Peter Pan vaga por las calles porque le han embargado el País de Nunca Jamás. Robin Hood está saturado de trabajo. Ya no tenemos a los Beatles ni a Queen. Y esos restaurantes en los que tantas veces comimos han desaparecido.
Sin embargo, cuando me parece que todo está perdido, apareces tú, como una especie de máquina del tiempo, y me llevas al pasado o al futuro. Emerges reencarnado en Freud para apoderarse de mis sueños y llevarte mis preocupaciones. No me compres bombones. Ni me escribas poemas manchados por pareados impares. Y, por favor, no me envíes flores, que se me mueren a los dos días; simplemente, ven a verme a menudo con tu traje de mago y tu chistera. Coge tu conejo y tus pañuelos y haz lo que mejor sabes hacer para hacerme desaparecer, como por arte de magia, de ese mundo sin significado. Lucía Hernández. XL Semanal.

jueves, 31 de enero de 2013

Lo que la mayoría de la gente considera secretos no lo son en realidad. Los misterios, por ejemplo, no son secretos. Tampoco lo son los hechos poco conocidos ni las verdades olvidadas. Un secreto es un conocimiento cierto activamente ocultado.
La mayoría de los secretos son secretos de la boca. Chismes compartidos y pequeños escándalos susurrados. Esos secretos ansían  liberarse por el mundo. Un secreto de la boca es como una china metida en la bota. Al principio apenas la notas. Luego se vuelve molesta, y al final insoportable. Los secretos de la boca crecen cuanto más los guardas, y se hinchan hasta presionar contra tus labios. Luchan para que los liberes.
Los secretos del corazón son diferentes. Son íntimos y dolorosos, y queremos, ante todo, escondérselos al mundo. No se hinchan ni presionan buscando una salida. Moran en el corazón, y cuando más se los guarda, más pesados se vuelven. El temor de un hombre sabio. Patrick Rothfuss.

miércoles, 23 de enero de 2013

Todo efecto mágico consta de tres partes o actos. La primera parte, es la presentación: el mago muestra algo ordinario, una baraja de cartas, un pájaro o una persona. El mago lo exhibe, os puede invitar a que lo examinéis, para que veais que no hay nada raro. Todo es normal. Pero claro, probablemente no sea así. El segundo acto es la actuación: el mago, con eso ordinario, consigue hacer algo extraordinario. Entonces intentaréis descubrir el truco, pero no lo conseguiréis, por que en el fondo, no queréis saber cuál es. Lo que queréis es que os engañen. Pero todavía no aplaudiréis. Que hagan desaparecer algo no es suficiente, tienen que hacerlo reaparecer. Por eso, todo efecto mágico consta de un tercer acto, la parte mas complicada de este acto, es el prestigio. El truco final.

martes, 1 de enero de 2013

¿De qué servía arrojar dinero a un pedazo de madera? Pero la gente había sido adoctrinada por la Iglesia hasta tal punto que su reacción automática ante algo sagrado era la de dar dinero. Los pilares de la tierra. Ken Follet.